El Congreso Nacional del Ecuador, emitió en la ciudad de Quito una “Ley Especial de la Institucionalización del Día Nacional del Negro y Reconocimiento como Héroe Nacional a Alonso de Illescas, el 2 de octubre de 1997.
Alonso de Illescas nació alrededor de 1528, en África en la región de Cabo Verde, actual Senegal zona de Dakar. A la edad de 10 años aproximadamente, fue capturado por los negreros y llevado como esclavo a España. Fue bautizado y confirmado en Sevilla con el nombre de Enrique. Más tarde tomó el nombre de su amo, el mercader Alonso de Illescas.
Tuvo la oportunidad de aprender la lengua de los dominadores, su forma de vivir, educar a los hijos, guerrear y hasta los entretenimientos. Se volvió hábil en el uso de las armas y también en instrumentos musicales propios de las grandes familias de la época.
Alrededor de los 25 años aproximadamente, fue traído a América por la familia de los Illescas, quienes lograron constituir una especie de empresa comercial entre Sevilla y Lima. En octubre de 1553, navegando desde Panamá hacia Lima, el barco del mercader Alonso de Illescas, tuvo muchas dificultades por las corrientes y el tiempo adverso, además se quedó sin provisiones.
Pasado el Cabo de San Francisco, a la altura de la ensenada de Portete, en la provincia de Esmeraldas, estando en tierra los esclavos 17 negros y 6 negras, debido a los fuertes vientos, el barco golpeado por las olas, fue empujado hacia los arrecifes donde encalló. Esto ayudó para que los negros huyeran al interior de la selva. Los españoles intentaron salvar algunas cosas, pero con poco éxito. De allí se marcharon a Portoviejo para salvar sus vidas.
Alonso fue también “diplomático”, ya que si por un lado luchaba contra los españoles, por el otro sabía convertirlos en amigos, ayudando a los numerosos náufragos que encontraba en las playas a recuperarse de salud y luego les facilitaba la salida a Portoviejo, Quito o Guayaquil.
Cuando se encontró con el sacerdote Miguel Cabello de Balboa en la desembocadura del río Atacames, construyó la primera capilla provisoria en la playa. Oró e invocó la misericordia de Dios y también a de Nuestra Señora de Guadalupe. Subrayamos que a la invitación hecha por Balboa a Alonso de acercarse a los sacramentos, contestó: “mientras estoy ocupado en la redención de esa gente, prefiero esperar”. Rechazó así la gran mentira del conquistador “Por Dios y por el Rey”. Comprendió que Dios es Dios de libertad, Dios de la Vida, que va más allá de los imperios humanos, de las iglesias, para conseguir la instauración en Cristo de único Reino de paz, justicia y hermandad.
También fue un verdadero gobernante. Nunca se dejó sobornar. Rechazó el título de gobernador, que el presidente de la Real Audiencia, le ofreció por escrito y le hizo llegar a sus manos, por intermedio del sacerdote Miguel Cabello de Balboa.
Es de notar que muchos capitanes perdieron toda su hacienda para lograr el título de gobernador de las Esmeraldas. Y este negro cimarrón, huido de la esclavitud, que según la ley merecía castigos, se permitió rechazar el indulto real y la gran oportunidad de ser gobernador por cuenta del Rey.
Fue un formador de líderes, empezando por su hijo Alonso Sebastián de Illescas y su nieto Jerónimo. De modo que fueron amantes de la justicia y de la libertad, manteniendo su territorio libre del dominio español.
Alonso defensor de la autonomía y la liberta del pueblo negro e indígena. De hecho aunque Esmeraldas ha sido la primer provincia pisada por los españoles, gracias a la alianza de indígenas y negros, nunca lograron someterla totalmente.
Todavía a mediados del siglo XVIII, Pedro Vicente Maldonado se quejaba porque los negros y los mulatos no pagaban tributo a nadie, y sugería emplearlos en la defensa de la costa de los piratas holandeses.
El liderazgo de Alonso de Illescas.
A la muerte de Antón, después de superar algunas rivalidades internas, Alonso de Illescas, fue reconocido como nuevo líder.
Supo ganarse la amistad de los indígenas, realizando oportunas alianzas, en particular con la tribu de los Niguas. Para los indígenas no hubo otro remedio que pactar y aceptar a los recién llegados. Pero consiguieron que los apoyaran en la lucha contra las tribus enemigas, sobre todo la de los temidos Campaces.
Como señal de alianza les concedieron sus mujeres, surgiendo así una nueva raza en América “los zambos de Esmeraldas”. Más tarde en 1599 el pintor Andrés Sánchez Gallque, por orden del oidor Juan del Barrio, pintó a los “Caciques Negros de Esmeraldas” y envió el gran retrato al Rey de España, Felipe II.
Alonso era ladino, valiente al guerrear, conocía muy bien la lengua española, aprendió muy pronto las lenguas locales. Con los españoles mantuvo una relación que podríamos definir de odio y amor, para poder conservar su autonomía y al mismo tiempo aprovechar su amistad.
Estableció su pueblo en la cabecera del río Atacames, que se llamaría San Martín de la Campaces, a la desembocadura del cual se realizó el encuentro histórico con el presbítero Miguel Cabello de Balboa, en el mes de septiembre de 1577.
Alonso de Illescas le preguntó al sacerdote que hacía en su tierra. Este contestó que le llevaba el perdón del Rey y el nombramiento de Gobernador de las Esmeraldas. Alonso tomó en sus manos el nombramiento. Agradeció pero añadió que antes de aceptar, tenía que hablar con su gente.
De hecho se marchó con su comitiva. Más tarde hizo otra visita con toda su gente, prometiendo una tercera, que no se realizó, porque apareció un barco en la bahía, procedente de Portoviejo, causando desconfianza. Pensaron que sería otra traición de los españoles. Los negros no se presentaron más.
Cuando los compañeros de Miguel Cabello de Balboa volvieron a subir al río Atacames, encontraron balsas destrozadas y plantas arrancadas, señal evidente de que se había roto las relaciones y que podía haber peligro.
El presbítero Miguel Cabello de Balboa, junto con sus compañeros, decidieron emprender el camino por la costa, hasta Bahía de Caráquez, siempre vigilado de lejos por los indios de Alonso. Allá tuvieron ayuda para seguir hasta Portoviejo, luego Guayaquil y finalmente llegaron a Quito, el 10 de febrero de 1578.
Los negros quedaron libres en su nueva tierra y supieron rechazar todo intento de sometimiento de parte de los españoles.
El hombre, Alonso de Illescas
Miguel Cabello de Balboa reconoce abiertamente que Alonso de Illescas era un hombre con cualidades superiores. Escribe a Rey manifestándole que no era tan fácil sojuzgar a un hombre, que estaba bien preparado y que sabía defenderse en todos los campos.
Alonso, se casó con una hija del cacique Chilianduli y tuvo otras mujeres. Educó a sus hijo y les enseñó el uso de las armas e incluso a fabricarlas. Entre los hijos de Alonso recordamos a Enrique, Alonso Sebastián, Baltasar. Entre las hijas recordamos a Justa, que en una de las entradas del Capitán Andrés Contero fue apresada, hecha esclava, enviada a Guayaquil y casada con un esclavo del mismo Capitán. Otra hija se llamaba María y se casó con Gonzalo de Ávila, ellos tuvieron una hija llamada Magdalena.
Fuente: afros.wordpress.com