La cosmogonía del antiguo Egipto que se resume aquí está documentada en los textos de las Pirámides (2600 A.D.C.) y nos encontramos en una época en que ni los propios griegos existían todavía en la historia, y donde las nociones de la filosofía china o hindú eran un sin sentido.
Hay tres grandes sistemas de pensamiento en Egipto para tratar de explicar el origen del universo y la aparición de todo:
El sistema hermopolitano,
El sistema heliopolitano
El sistema memfita, y podríamos añadir el sistema tebano
[…] Según estos sistemas, el universo no fue creado desde la nada, en un día determinado, sino que siempre ha existido una materia increada, sin principio ni fin (el apeirón sin límite y sin determinación de Anaximandro, Hesíodo, etc) esta materia caótica era originalmente el equivalente al no ser, simplemente porque era no organizado: así el no ser que no está aquí es el equivalente a la nada, una nada del que surge un día, no se sabe cómo, la materia que será la sustancia del universo.
Esta materia caótica contenía el estado de los arquetipos (Platón) de todas las especies del conjunto de seres futuros que iban a ser llamados a la existencia: cielo, estrellas, tierra, aire, fuego, animales, plantas, seres humanos, etc . Esta materia primordial, el nombre o «aguas primordiales» fue elevado al nivel de divinidad. Por lo tanto, desde el origen, cada principio explicativo del universo se alinea con una deidad, y a medida que el pensamiento filosófico se desarrolla en Egipto, y sobre todo en Grecia (escuela materialista), uno cede el paso al otro.
La materia primitiva también contenía la ley de transformación, el principio de la evolución de la materia a través del tiempo, también considerada como divinidad: kheper . Esta es la ley de la transformación que, actuando sobre la materia a través del tiempo, actualizará los arquetipos, las especies, los seres humanos que son creados durante mucho tiempo en energía antes de ser creados por ley […]
E impulsada así en su propio movimiento de evolución, la materia eterna, increada, a fuerza de cruzar los niveles de la organización acaba por tomar conciencia de sí misma. La primera conciencia surge así del nombre primordial, […] ella es Dios, Ra, el Demiurgo (Platón), que completará la creación.
Hasta ahora, la «cosmogonía» egipcia es de naturaleza materialista, pues profesa la fe materialista que postula la existencia de una materia eterna increada, excluyendo la nada y conteniendo como una propiedad intrínseca su propio principio de evolución. Este componente materialista del pensamiento egipcio prevalece en atomistas griegos y latinos Demócrito, Epicuro, Lucrecio.
Sin embargo, con la aparición del demiurgo, Ra, la cosmogonía egipcia toma una nueva dirección con la introducción de un componente idealista: Ra completa la creación por el verbo (la religión judeo-cristiana, el islam), por el logos (Heráclito),por la mente (idealismo objetivo de Hegel). Así es como Ra concibe a los seres para que emerjan en la existencia. Hay pues una relación clara, objetiva, entre la mente y las cosas.
Lo real es necesariamente racional, inteligible, porque es la mente, y la mente puede captar la naturaleza exterior. Ra es el primer Dios, el primer demiurgo de la historia que se crea por el verbo. Todos los demás dioses de la historia vinieron después de él y hay una relación histórica demostrable entre la palabra de Ra, el Ka-donde la razón universal presente en todo el universo, y en cada cosa y los logos de la filosofía griega o la palabra de las religiones reveladas.
http://www.afrocentricite.com/2009/04/la-cosmogonie-egyptienne-selon-cheikh-anta-diop/
Cheikh Anta DIOP – Civilización o Barbarie,
éd. Présence Africaine, 1988, pp. 388-390