En medio de una de las peores sequías en la historia reciente del sur de África, Zimbabue se enfrenta a la difícil decisión de sacrificar parte de su población de elefantes para abordar la creciente crisis alimentaria. Este país tiene aproximadamente 100,000 elefantes, muy por encima de su capacidad natural, que se estima en unos 45,000. La propuesta, inspirada en una medida similar adoptada recientemente por Namibia, busca distribuir carne de elefante entre las comunidades más afectadas por la escasez de alimentos debido a la sequía inducida por El Niño.
La ministra de Medio Ambiente, Sithembiso Nyoni, explicó que, al igual que Namibia, Zimbabue podría movilizar a las comunidades locales, especialmente a las mujeres, para secar y empaquetar la carne de elefante con el fin de garantizar una fuente de proteína a las poblaciones que enfrentan inseguridad alimentaria(
Sin embargo, esta propuesta ha generado controversia. Farai Maguwu, director del Centro de Gobernanza de Recursos Naturales, advierte que el sacrificio de elefantes podría atraer críticas internacionales, ya que estos animales están protegidos por convenios como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES). Aunque el gobierno de Zimbabue ha defendido su derecho a manejar su fauna silvestre, las restricciones internacionales impiden la venta de marfil, lo que ha dificultado la gestión de la sobrepoblación de elefantes(
Zimbabue, uno de los cinco países del sur de África más afectados por la sequía, se enfrenta a una compleja disyuntiva: ¿cómo equilibrar la conservación de especies protegidas con la necesidad urgente de alimentar a una población en crisis? Aunque la propuesta del sacrificio de elefantes aún está en fase de discusión, muchos expertos insisten en la importancia de buscar soluciones sostenibles y menos polémicas para abordar tanto la crisis ambiental como la alimentaria(
