Este artículo tiene por objeto sugerir una hipótesis explicativa del hecho según el cual muchas de las tradiciones africanas cuentan que los primeros habitantes del Continente Madre eran de color «rojo»; que es aparentemente contradictorio con el color negro asociado por lo general a la piel de los negro africanos.
Algunos egiptómanos sostienen que la piel clara es característica de los antiguos egipcios, a diferencia de los nubios que eran exclusivamente negros. Sin embargo, la iconografía documenta también tanto imágenes de egipcios con la piel muy negra, como de nubios con piel muy clara. En general, la paleta de colores de la piel de los negro-africanos es la más amplia que existe; que va desde el marrón más oscuro al más claro, dependiendo irradiación solar de las zonas geográficas africanas de donde son originarias las poblaciones. Los flujos migratorios milenarios entre las diferentes partes de África, con los intercambios matrimoniales que los favorecieron, introdujeron profundos mestizajes entre las poblaciones negro africanas; y con mayor motivo entre las naciones geográficamente contiguas.
Según Ogotemmêli sobre los primeros hombres :
[…] los hombres de la antigüedad eran llamados Banu, es decir, rojo, y aún así se le llama todavía a la piel clara.
Hoy en día todavía los Dogon llaman banu a las personas negras de tez clara. Estos Banu recuerdan mucho a los Anu, es decir, las poblaciones antepasadas de los antiguos egipcios, de acuerdo con sus propias tradiciones. Además de ser «rojos» Banu y Anu son descritos o representados de pequeña estatura. Según Rashidi Runoko, Anu es también la deidad antropomórfica más antigua adorada por los Sumerios [2]:
[…] La deidad más antigua y la más venerada por los Sumerios fue Anu, nombre que recuerda especialmente a las poblaciones negras florecientes en los albores de la historia en África, en la Península Arábiga, en la India e incluso en Europa.
Además, los Sumerios se llamaban a sí mismos los Anunaki (los hijos de Anu?); incluso los Sag Gig, es decir los «cabezas negras»; lo que recuerda a la etimología del término griego Aithiops [3]. Así, gracias a Ogotemmêli se puede entender como sigue la razón por la cual los antepasados de los egipcios eran llamados Anu: que debían de tener «la piel roja», o más precisamente eran de tez relativamente clara y de pequeña estatura. Tal explicación no estaría totalmente en desacuerdo con lo que también se conoce como el origen meridional de los antepasados de los Kamêw.
Generalmente, los primeros hombres (de tipo OMO I y OMO II) son originarios de la región de africana conocida como la de los Grandes Lagos, que es también la fuente del Nilo; de donde salieron las migraciones sucesivas que colonizaron este río, a lo largo de decenas de miles de años, hasta llegar al Medio/ Bajo Valle en el que se formaron T3 Sti entonces T3 Km.t. Ahora, en esta región de los Grandes Lagos, y un poco más al sur, las tradiciones orales cuentan que vivieron allí muchas poblaciones negro africanas de tez blanca y de pequeña estatura [4]:
Según Jean-Paul Leboeuf y Annie Masson-Detourbet, las gentes de Kanem-Bornu y los Sao unidos por la historia parecían ser «negros de gran tamaño, Nilóticos comparables a los Djoukoun, a menos que formaran parte de los antepasados aborigenes semi-bantú […] Venidos a través de Kordofan, Darfur y del Lago Fitri, habrían encontrado en la llanura de Chad pequeños hombrecillos rojos, los Gwègwè, antiguos primeros ocupantes de esta parte de África, que nos llevarían lejos en el pasado.
Según Cheikh Anta Diop, basado en Amélineau, habría un vínculo entre Anu y On [5]. En cualquier caso, muchos nombres egipcios están compuestos a partir de la raíz iwn: Iwnw Smaw (Tebas), Iwnt (Dendera), Iwmi (Hermontis) Iwnyt (Latópolis), y por supuesto Iwnw (Heliópolis) la Ciudad del Sol. Además, el santuario se denomina también iWnn; probablemente un santuario ligado a la adoración del sol. De hecho, los Anu serían los hijos del sol, o la gente del sol.
Hay que tener en cuenta que Iwn también se refiere al color de la piel, pero el término también significa «pilar» [6]. De alguna manera, el color de la piel tiene que ver con el sol. Los Anu también adoraban al sol, uno de los pilares de la vida. Entre los Bakongo, la luz del sol se conocía como la mwini. Entre los Dagara, el sol como Dios se designaba con el término mwin.
De todo lo anterior, se entiende que si el sol determina la melanodermia de los primeros hombres, estos serían de tez más bien clara. Tendrían la piel «roja» debido a su entorno original de tipo «selva ecuatorial» que caracterizó a la ecúmene del África de los Grandes Lagos, en los tiempos del OMO I, hace aproximadamente 200.000 años hasta el principio del Holoceno [7]:
Los análisis paleo climáticos y los datos climáticos actuales abundan en la dirección de la hipótesis según la cual ellugar de origen de las civilizaciones africanas, la Tierra de los Dioses, se encontraría bien en la selva ecuatorial, en la región de los Grandes Lagos.
Por lo tanto, protegidos de la radiación solar por la abundante vegetación sub-ecuatorial, los primeros hombres africanos no serían tan negros y se fueron convirtiendo, a medida que se expandían por las zonas de la sabana, y de otra parte por el avance la desertificación, lo que redujo la cubierta forestal. Quedan aún hoy en día varias naciones negras del África ecuatorial y austral teles como los Khoisan que tienen una tez particularmente clara, evocando aquellas a las que los Banu consideraban «rojas». En resumen, los antepasados Anu /Banu de los antiguos Egipcios, o respectivamente los Dogon, podrían ser «rojos», mientras que ellos mismos eran en su mayoría de color negro.
Por KLAH Popo
[1] Marcel Griaule, Dieu d’eau – Entretiens avec Ogotemmêli, éd. Fayard, 1966, p.88
[2] Rashidi Runoko, Histoire millénaire des Africains en Asie, éd. Histoire des Diasporas, pp.19-20
[3] Alain Anselin, Le mythe d’Europe – De l’Indus à la Crète, éd. Anthropos, 1982, p.10 : « […] le peuple qui se forme ainsi cultive les arts et les institutions hérités de la phase anté-diluvienne ; ainsi que le souvenir de ses fondateurs, les Anunaki, les « Têtes noires » ou Sag Gig « créées des mains du dieu » (« Enuma Elis » poème de la création, tablette VI, traduction King, 1902). »
[4] Victor Bissengué, Contribution à l’histoire ancienne des Pygmées : l’exemple des Aka, éd. L’Harmattan, p.29
[5] Cheikh Anta Diop, Nations nègres et culture, T1, éd. Présence Africaine, 1979, pp.132 et ss.
[6] Raymond O. Faulkner, A Concise Dictionary of Middle Egyptian, Griffith Institute, 1962, p.13
[7] Nathalie Michalon, L’origine des cultures africaines aux bords des Grands Lacs confirmée par l’observation satellitaire du nombre d’éclairs au-dessus de l’Afrique et les traditions et mythes africains, in ANKH n°14/15, 2005-2006, p.158.