Plutarco, en Isis y Osiris relata que este último dios nació el primero de los cinco días epagómenos, como lo escribe Moret, es decir, el día 361 del año que, teniendo en cuenta la reforma del calendario, corresponde al 26 de diciembre.
El Papa Julio I (siglo IV) fijó el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, pero sabemos que Cristo no tuvo Estado Civil y nadie sabe su fecha de nacimiento.
¿Qué es lo que inspiró al Papa Julio I para la elección de esta fecha, que está cerca del día del nacimiento de Osiris si esa no es la tradición egipcia perpetuada por el calendario romano? Esto se pone de manifiesto cuando se asocia la idea de un árbol con el nacimiento de Cristo: todo esto sería eminentemente arbitrario si no supiéramos que Osiris era también el dios de la vegetación: incluso se le pintaba algunas veces en verde a imagen de la vegetación que simbolizaba el renacimiento.
Su símbolo es un árbol con las ramas cortadas, que se ponía para anunciar la resurrección de la vida vegetal. Había así un rito agrario muy marcado caracterizando a una sociedad sedentaria.
Este símbolo vegetal de Osiris fue llamado Djed en egipcio; en Wolof tenemos:
Djed: de pie, levantado, plantado derecho…
Djed-Djed-aral: Bien de pie (intensificación de Djed)
Djan : vertical
Djen : una hoguera
Tal sería pues el origen lejano del árbol de Navidad y lo vemos una vez más, en el transcurso del tiempo, que más que una característica de la civilización occidental de la que hemos olvidado el origen, no pierde su carácter injustificable si la relacionamos con su cepa Negro-egipcia.
Fuente: Cheikh Anta Diop, Naciones Negras y Cultura, Ediciones présence Africaine, página 145