El virus del herpes confirma el origen africano y único de toda la humanidad. La genética ha demostrado, con el más amplio mapa genético de todos los grupos humanos, que el Homo sapiens se originó en el este de África, por donde ahora está Kenia. Fue un grupo tan reducido, no mayor de 10 mil individuos, que pudimos desaparecer, para bien de las vacas, corderos y otros animales que habrían seguido su vida silvestre, comidos sólo por los grandes felinos y no por nosotros; y desgracia de la filosofía, astronomía, física y sondas espaciales que han fotografiado Urano y Mercurio, corren por la superficie de Marte y salen ya del sistema solar.
“Out-of-Africa” se dice en inglés la bien documentada tesis de que nos fuimos dispersando por el planeta a partir de ese pequeño grupo africano. Lo sospechó la antropología, lo confirmó al mapa genético levantado por National Geographic e IBM, luego el genoma humano del que ya tenemos su información completa. Y ahora ese molesto padecimiento que nos saca aftas en la boca y lo produce el herpes simplex tipo 1 (HSV-1) que, como el perro, nos acompaña desde nuestra salida de África hace unos 80 mil años.
Un estudio del código genético de ese virus ofrece una asombrosa confirmación de los patrones migratorios humanos a partir del éxito reproductivo que nos dieron el lenguaje y la cacería, la alimentación basada en la carne, el invento de las primeras armas: cuchillos de piedra, lanzas y luego flechas, y el invento del lenguaje para organizar batidas contra animales mucho más grandes, más fuertes y mucho mejor armados que nosotros.
Curtis Brandt, de la Universidad de Wisconsin en Madison es el autor principal del estudio publicado en línea por el journal PLOS ONE. Su equipo comparó 31 variedades del HSV-1 recogidas en América del Norte, Europa, Asia y África. “El resultado fue asombroso”, dice Brandt. “Los tipos de diversos linajes fueron exactamente los predichos por las secuencias de genomas humanos. Descubrimos que todas las variedades africanas se agrupaban juntas; también los virus del Lejano Oriente, Corea, Japón, China, y otro tanto los virus de Europa y América, con una sola excepción”.
“Lo que encontramos sigue con exactitud lo que antropólogos y genetistas moleculares nos habían dicho acerca de dónde se originaron los humanos y cómo se dispersaron a través del planeta”.
Los genetistas exploran cómo los organismos se relacionan, lo hacen estudiando los cambios en las secuencias de bases o “letras” en los genes de una especie. Así se construye un “árbol genealógico” que nos muestra cuándo los diversos linajes tuvieron un ancestro común.
Los estudios de genomas humanos indican que la especie surgió en África hace unos 150 mil o 200 mil años, y se dispersó rumbo al este por Asia, luego al oeste a Europa.
Como los estudios de un gen o pequeño racimo de genes son inexactos, el estudio en PLOS ONE empleó secuencias genéticas y avanzada bioinformática para analizar la inmensa cantidad de datos procedentes de 31 genomas. “Queríamos entender por qué unos pocos de estos virus son tan peligrosos, mientras el herpes predominante no lo es”.
El grupo de Brandt rompió el genoma del HSV-1 en 26 piezas, hizo árboles genealógicos para cada pieza y luego combinó genomas completos. Así identificaron las piezas con mayor probabilidad de agruparse. Resultó que las diversas agrupaciones del genoma iban en paralelo con los análisis ahora conocidos de la migración humana.
Una variedad aislada en Texas fue la única del tipo asiático. Pudo llegar con los primeros americanos, venidos de Asia a través del estrecho de Bering hace unos 15 mil años. “Encontramos apoyo a la hipótesis del puente terrestre (en Bering) porque la fecha en que surgió esa divergencia respecto de su más reciente ancestro asiático fue de unos 15 mil años”, dice Brandt.
El HSV-1 se transmite por contacto, así que tiende a pasar entre miembros de una familia. “Puedes pensarlo como un tipo de genoma externo”, dice Brandt.
Novedad 2013: No hubo barco para mí, Cal y Arena.
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