La palabra alquimia procede del árabe al-khīmiyaˀ (الخيمياء). Un decreto de Diocleciano, escrito en griego sobre el año 300, ordenaba quemar «los antiguos escritos de los egipcios, que trataban sobre el arte de fabricar oro y plata» . La palabra árabe kīmiyaˀ, sin el artículo, ha dado lugar a ‘química’ en castellano y otras lenguas, y al-kīmiyaˀ significa, en árabe moderno, ‘la química’.
Se ha sugerido que la palabra árabe al-kīmiyaˀ significaba en realidad, originariamente, ‘la ciencia egipcia’, tomando prestada del copto la palabra kēm, que significa “carbonizado” en wolof. Así alquimia era el ‘arte de Kemet’. Los egipcios llamaban a su país Kemet (la transliteración de km.t) que los egiptólogos europeos tradujeron por «la tierra negra».
La alquimia en el Antiguo Egipto
El origen de la alquimia occidental puede situarse en el Antiguo Egipto. La metalurgia y el misticismo estaban inexorablemente unidos en el mundo antiguo. La alquimia, la medicina e incluso la magia eran aspectos de la religión en el Antiguo Egipto y, por tanto, del dominio de la clase sacerdotal. Según la tradición egipcia, el faraón Keops fue el más antiguo alquimista y el autor del primer tratado de alquimia.
La alquimia egipcia es conocida principalmente a través de los escritos de antiguos filósofos griegos (helénicos), que a su vez han perdurado a menudo sólo en traducciones islámicas. Prácticamente no se ha conservado ningún documento egipcio original sobre la alquimia. Estos escritos, si existieron, probablemente se perdieron cuando el emperador Diocleciano ordenó la quema de libros alquímicos tras sofocar una revuelta en Alejandría (292), que había sido un centro de alquimia egipcia.
No obstante, recientes expediciones arqueológicas han desenterrado evidencias de análisis químico durante los periodos Naqada. Por ejemplo, una herramienta de cobre fechada en esta época tiene rastros de haber sido usada de esta forma. Además, el proceso de curtir pieles animales ya se conocía en el Egipto predinástico en tiempos tan antiguos como el VI milenio a. C.
Otras evidencias indican claramente que los primitivos alquimistas del Antiguo Egipto habían ideado pastas de yeso ya en el 4000 a. C., morteros cimentantes hacia el 2500 a. C. y el vidrio en el 1500 a. C. La reacción química implicada en la producción del óxido de calcio es una de la más antiguas conocidas: CaCO3 + calor ⇒ CaO + CO2 En el Antiguo Egipto se produjeron cosméticos, fayenza y también pez para la construcción naval. El papiro también había sido inventado hacia el 3000 a. C.
La leyenda cuenta que el fundador de la alquimia egipcia fue el dios Tot, llamado Hermes-Tot o Hermes Trimegisto (‘Tres veces grande’) por los griegos. Según la leyenda, escribió los llamados cuarenta y dos Libros del Saber, abarcando todos los campos del conocimiento, alquimia incluida. El símbolo de Hermes era el caduceo o vara con serpientes, que llegó a ser uno de los muchos símbolos principales de la alquimia.
Los papiros de Leyden y de Estocolmo
Este papiro es el manuscrito conocido más antiguo sobre la Alquimia. Es uno de esos viejos tratados de los cuales otros similares fueron quemados por Diocleciano alrededor del año 290 D.C., por lo que dicen los cronistas, que los egipcios no pudieron enriquecerse por este arte y extraer conocimientos que les permitieran revelarse contra los romanos. El papiro en cuestión fue encontrado en una tumba de Tebas, y fue parte de una colección de antigüedades egipcias recogidas por d’Anastasi, vice-cónsul de Suecia en Alejandría, y fueron vendidas en 1828 al Gobierno de los Países Bajos. Marcelin Berthelot hizo una traducción con comentarios de este papiro en su Introducción a la química de la época antigua y edad Media. El Papiro de Leyden y el Papiro de Estocolmo fueron escritos en griego alrededor del siglo III, en Tebas, Egipto. Fueron conservados en sus respectivas ciudades en forma de códice. El códice conservado en Estocolmo dispone de 159 artículos, y el de Leyden de 99. Los dos papiros fueron originalmente parte de un mismo texto. Probablemente provienen en parte, de las recetas de Bolos de Mendes, el Pseudo-Demócrito.
Estos documentos son importantes para la historia de la química, pues mencionan «recetas», relacionadas con conocimientos muy antiguos y sobre varias sustancias conocidas antes o en aquella época.
Veamos por ejemplo:
- En el papiro de Leyden:
Preparación del púrpura11: Rompa piedra de Frigia en pequeños trozos, llévelo a hervor y sumerja la lana dejándola hasta que se enfríe. Entonces eche en el recipiente una “mina”12 de algas, vuelva a hervir, saque la lana y vuelva a sumergir. Luego deje enfriar y lave con agua de mar hasta que quede una coloración púrpura. La piedra de Frigia debe tostarse antes de partirla.
- En el papiro de Estocolmo:
Púrpura: Tueste y hierva un trozo de piedra de Frigia. Coloque la lana en el recipiente caliente hasta que se enfríe. Retírela. Ponga en otro recipiente “orseille” (lana de mar o algas) y amaranto, una mina de cada uno, hierva. Coloque la lana en el recipiente y deje que se enfríe.
También se encuentra en los códices:
Cómo purificar y endurecer el plomo, estaño y otros metales conocidos en la época;
Cómo hacer más pesados los metales preciosos: oro y plata
Cómo fabricar tinta dorada (oro y mercurio) y coaliciones de metales.
Ya que los metales preciosos no estaban disponibles en cantidades suficientes, es lógico pensar que en Egipto, por ejemplo, los artesanos y sacerdotes fabricaban, sin intención necesariamente fraudulenta, objetos de lujo o culto imitando al oro, la plata, piedras preciosas, cristales de colores mucho más baratos que los materiales originales.
Fuentes: