La reapertura se ha efectuado en la tumba de la reina Khennuwa, construida a comienzos del siglo IV a.C. y situada a unos seis metros por debajo de su pirámide.
Las cámaras funerarias de una pirámide real de Meroe se han abierto por primera vez en casi cien años para realizar investigaciones arqueológicas, según informa el Instituto Arqueológico Alemán en un comunicado. La reapertura se ha efectuado en la tumba de la reina Khennuwa, construida a comienzos del siglo IV a.C. y situada a unos seis metros por debajo de su pirámide, en el desierto sudanés. El arqueólogo norteamericano George Andrew Reisner, del Museo de Bellas Artes de Boston, excavó la tumba en 1922. Desde entonces nadie había accedido a su interior, decorado con hermosas pinturas y jeroglíficos.
Las pirámides de Sudán superan en número a las de Egipto, aunque son más pequeñas y su estado es ruinoso. Fueron erigidas por los antiguos reyes nubios, los «faraones negros«, quienes en el siglo VIII a.C. destronaron a sus homólogos egipcios y fundaron la dinastía XXV. Finalmente fueron expulsados a Nubia, su región de origen, donde se hicieron enterrar según la costumbre egipcia. La pirámide de Khennuwa es una de las primeras que se construyó en las necrópolis reales, localizadas a unos kilómetros al este de Meroe, la capital del reino.
La reapertura de la tumba de Khennuwa forma parte de un programa de investigación y conservación de la Misión Catarí para las Pirámides de Sudán, dirigido por el jeque Hassan bin Mohammed bin Ali Al Thani. Dicho programa, en el que también colabora el Instituto Arqueológico Alemán, se basa en la conservación e investigación de más de cien pirámides meroíticas por parte de un equipo internacional de expertos. Algunas de las pirámides podrían abrirse al público en un futuro próximo.