Harriet Tubman nació en 1820 o 1821 (no sabe con exactitud) en una plantación en Bucktown, Maryland, en una familia de esclavos. Sus padres eran Benjamin Ross y Harriet Greene Ross, un matrimonio que tuvo once hijos.
Le pusieron de nombre Araminta, y cuando era pequeña la llamaban por el diminutivo «Minty», si bien en la vida de los esclavos la niñez no duraba mucho. A los once años dejo de usar el nombre de Araminta y pasaría a usar el mismo que su madre, Harriet.
Cuando «Minty» tenía cinco años comenzó a trabajar en el servicio doméstico. Un día, cuando tenía siete años, cansada de los malos tratos y las continuas palizas que le daban se fugó de la casa. Asustada, se escondió en una cuadra en la que comía con los animales. Cuando regresó a la casa algunos días más tarde fue golpeada y azotada. Este episodio la marcaría profundamente, y nunca abandonó un firme deseo de huida.
Con diez años empezó a trabajar en el campo, en las plantaciones de algodón, un trabajo muy duro y con jornadas de trabajo interminables. Un día mientras trabajaba oyó hablar por primera vez de algo llamado el Ferrocarril Subterráneo. Era habitual que entre los esclavos circularan historias, reales o inventadas, de otros esclavos que habían conseguido huir y alcanzar la libertad.
En 1844 Harriet fue obligada por su amo a contraer matrimonio con John Tubman, otro esclavo con el que tuvo varios hijos.
En una oscura noche del verano de 1849, ella decidió escaparse de forma definitiva, guiándose unicamente por la Estrella Polar. Ella quería llevar a su marido e hijos con ella pero John Tubman no quiso, así que Harriet escapó sola.
Era una decisión muy peligrosa, pues los blancos esclavistas ponían todos los medios para recuperar lo que consideraban de «su propiedad», desde patrullas armadas a caballo, a perros de presa, letreros que anunciaban recompensas por capturar a los fugitivos, etc.
Siguiendo en ocasiones la ruta del ferrocarril, logró llegar a la llamada línea Mason-Dixon, que dividía a los Estados de Virginia y Pennsylvania, o lo que es lo mismo, el Sur esclavista y el Norte abolicionista.
Harriet llegó a Filadelfia, allí encontró trabajo, y rehizo su vida. Sin embargo para ella eso no era suficiente, ya que sabía que millones de personas de su misma raza seguían esclavizados en el Sur. Por eso Harriet entró en contacto con el pujante movimiento abolicionista, y se dedicó a partir de ese momento a luchar de forma incansable por la libertad de los esclavos que aun permanecían en el Sur, aunque para ello tuviera que arriesgar muchas veces su vida.
El nombre de Harriet Tubman ira siempre ligado al Ferrocarril Subterraneo, que ni era un ferrocarril ni era subterráneo…
El Ferrocarril Subterráneo (en inglés Underground Railroad) fue una red clandestina organizada en el siglo XIX en Estados Unidos para ayudar a los esclavos afroamericanos que se escapaban de las plantaciones (los llamados cimarrones).
Esta red estaba formada tanto por afroamericanos que habían sido esclavos como por activistas blancos simpatizantes del movimiento abolicionista.
El nombre de Ferrocarril Subterráneo viene por el hecho de que sus miembros utilizaban términos ferroviarios de modo metafórico para referirse a sus actividades.
Por ejemplo, los «conductores» o «maquinistas» eran quienes ayudaban a los negros fugitivos en los propios estados esclavistas de Sur. Les proporcionaban disfraces, mapas, instrucciones sobre sitios para hospedarse y en ocasiones los acompañaban guiándoles durante el trayecto. Eran por lo tanto activistas muy audaces pues en aquella epoca el ayudar a esclavos fugitivos estaba castigado incluso con la muerte.
Otros activistas establecían «estaciones» del ferrocarril, es decir, lugares (normalmente casas particulares) a donde los fugitivos llegaban y podían esconderse, comer, descansar, recibir asistencia medica, e información sobre la siguiente etapa del viaje. Por ejemplo el matrimonio de cuaqueros formado por Levi y Catherine Coffin, que vivian en Newport, Indiana, fueron jefes de estación por más de veinte años y en este tiempo pasaron por su casa (la «estación») unos 2.000 esclavos fugitivos.
Los esclavos fugitivos eran los «pasajeros». Las rutas de escape se llamaban «carriles». La jefatura era la «Estación Central», y los estados del norte eran el «destino».
Los miembros de Ferrocarril Subterráneo operaban en la clandestinidad y normalmente solo se conocían entre si por sus seudónimos, para no comprometer su seguridad. Tambien hacían jurar a los «pasajeros» que guardarían el secreto.
El Ferrocarril Subterráneo buscaba a sus colaboradores dentro del moviemiento abolicionista, del que era parte, y así iba extendiendo sus actividades siempre al margen de la ley.
Harriet Tubman es sin duda la «conductora» más popular en la historia del Ferrocarril Subterráneo, y en su labor regresó hasta 19 veces al Sur para ayudar a escapar a cientos de esclavos. Los blancos esclavistas llegaron a ofrecer una recompensa de 40.000 dolares por capturarla viva o muerta, una cifra enorme para la época, pero pese a todo ella prosiguió su labor.
Harriet era conocida por el sobrenombre de Moises, ya que igual que el profeta bíblico había conducido al pueblo judío desde la esclavitud en Egipto hacia la tierra prometida, ella conducía a los esclavos hacía la libertad. Durante el resto de su vida presumió de que «nunca había perdido ni un solo pasajero»
Normalmente la libertad definitiva para los esclavos fugitivos solo se encontraba en Canadá, ya que en la llamada «Ley del esclavo fugitivo» aprobada por el gobierno federal, se ordenaba a los ciudadanos blancos y a las autoridades locales capturar y devolver a los esclavos fugados, aun en los estados del Norte donde se había abolido la esclavitud.
Harriet Tubman era una mujer pequeña, de rostro ancho y llevaba un pañuelo en la cabeza. Harriet desarrolló una extraordinaria resistencia física y fuerza muscular, así como una gran fortaleza mental. Se calcula que fueron más de 300 fugitivos, incluida su propia familia, a los que logró llevar a la Tierra de Canaan, como se le llamaba a Canadá. En 1857 Harriet trasladó a sus padres desde St. Catherines, en Ontario, Canadá, donde los había llevado primero, a Auburn, Nueva York, donde pudo comprar una casa, y allí podieron llevar una vida normal.
En 1959 tuvo lugar otro conocido episodio en la vida de Harriet Tubman cuando en Nueva York ella movilizó a miles de negros y de blancos abolicionistas delante de la corte para sacar de allí a Charles Nalle, un esclavo fugitivo al que las autoridades pretendían devolver a la esclavitud. Durante el altercado con la policía Harriet fue ferozmente golpeada, aunque finalmente lograron su propósito de sacar de allí a Charles Nalle.
Durante la Guerra Civil (1861-1865) Harriet Tubman colaboró con el ejercito de la Unión, haciendo de enfermera, y también guiando a patrullas de soldados en varias incursiones a lo largo del río Comcahee, en Carolina del Sur. Precisamente en este tiempo ella conoció a un soldado llamado Nelson Davis, y ambos se enamoraron, y se casarían en 1869.
Durante el tiempo del Ferrocarril Subterráneo (hasta la Guerra Civil) fueron miles los que lograron llegar a los estados norteños y Canadá, pero hubo otros destinos y entre éstos estaba el norte de México, y de hecho en Coahuila existe actualmente un pueblo con descendientes de esos antiguos esclavos.
Estas caravanas no hubieran sido posibles sin la colaboración de miles de personas, tanto afroamericanos como blancos, que de manera altruista arriesgaban sus vidas para luchar contra la injusticia del sistema esclavista. Entre los blancos que colaboraron de forma más activa con el Ferrocarril Subterráneo destacaron los cuáqueros, una minoría religiosa de raíz protestante, como el matrimonio Coffin de Indiana, al que me referí antes. El propio George Washinton, que fue el primer presidente de Estados Unidos y un ferviente esclavista, escribió una carta en 1786 en la que ya calificaba despectivamente a los cuaqueros como «amigos de los fugitivos».
No obstante además de cuaqueros en la red del Ferrocarril Subterráneo participaba gente de las más variadas creencias, ya fueran católicos, judíos, protestantes, agnósticos, etc.
Los rutas que seguían los fugitivos estaban llenas de señales que sólo los fugitivos conocían, pues el ingenio era necesario en un territorio tan hostil. Afuera de las «estaciones» existían unas esculturas de hierro representando a esclavos con una linterna en la mano, y si ésta estaba encendida, podían llegar a tocar, y recibir alojamiento, pero si estaba apagada era peligroso detenerse. El trayecto se hacía atravesando pantanos, ríos y bosques, viajando de noche y escondiéndose por el día. Este camino agotador, que a veces era de miles de kilómetros, lo hacían familias enteras incluyendo a los niños.
La imaginación nos lleva al momento en que una caravana llegaba al fin de esa larga y peligrosa jornada, cuando entonaban todos juntos tomados de las manos el espiritual «Swing low, sweet chariot» (Mécete suave, dulce carruaje), la canción que a Harriet Tubman más le gustaba. Miles de personas la entonaron el 10 de marzo de 1913, cuando esta excepcional mujer falleció en su casa de Auburn, Nueva York, con una sonrisa dibujada en el rostro, recordando a los cientos que salvó de la esclavitud, ninguno de los cuales fue atrapado.
El hogar de Harriet Tubman en Auburn, Nueva York, es hoy una casa museo dedicada a su memoria y que se puede visitar. En realidad la casa no es la misma ya que fue demolida en 1944 (estos yanquis o son tontos o lo fingen muy bien…), sino una restaurada en el mismo lugar y donde hay objetos que ella utilizó. Cada año se hacen celebraciones especiales conmemorando su aniversario.
Fuente: http://mujeres-riot.webcindario.com/Harriet_Tubman.htm