La cocina es uno de los pilares fundamentales de la civilización humana. No solo transformó nuestra dieta, sino que también impulsó el desarrollo de tecnologías, la organización social y la expansión de nuestras capacidades cognitivas. Durante mucho tiempo, se creyó que el uso del fuego para cocinar alimentos era una práctica que se remontaba a hace unos 20.000 años. Sin embargo, nuevos hallazgos arqueológicos en el Sahara libio han revelado que los humanos del Neolítico ya procesaban y cocinaban plantas en vasijas de barro hace aproximadamente 10.200 años. Este descubrimiento, publicado en la revista Nature Plants, no solo redefine nuestra comprensión de la historia culinaria, sino que también arroja luz sobre cómo las comunidades prehistóricas adaptaron su dieta y tecnología para sobrevivir en entornos cambiantes.
El contexto del Sahara prehistórico
Hace unos 10.000 años, el Sahara no era el desierto árido que conocemos hoy, sino una vasta sabana llena de vida. Lagos, ríos y una vegetación exuberante proporcionaban recursos abundantes para las comunidades de cazadores-recolectores que habitaban la región. Sin embargo, a medida que el clima comenzó a cambiar y el Sahara se volvió más seco, estas comunidades tuvieron que adaptarse para sobrevivir. Una de las adaptaciones clave fue el desarrollo de técnicas para procesar y cocinar plantas, lo que les permitió aprovechar al máximo los recursos disponibles.
El estudio de las vasijas de Takarkori y Uan Afuda
El descubrimiento de que los humanos prehistóricos cocinaban plantas en vasijas de barro se basa en el análisis de 110 fragmentos de cerámica procedentes de los yacimientos arqueológicos de Takarkori y Uan Afuda, ubicados en el suroeste de Libia. Estos yacimientos, que datan del período comprendido entre el 7500 a.C. y el 4200 a.C., han proporcionado una ventana única a la vida de las comunidades neolíticas en el Sahara.
Un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad de Bristol y en colaboración con las universidades de Módena, Milán y La Sapienza de Roma, analizó los residuos orgánicos conservados en las paredes de estas vasijas. Utilizando técnicas avanzadas de análisis de isótopos de carbono, los científicos identificaron restos de grasas y ceras vegetales que indican que estas vasijas se utilizaron para cocinar una variedad de plantas, incluyendo semillas silvestres, hojas y plantas acuáticas.
La importancia de la cocina en la dieta prehistórica
El procesamiento y la cocción de plantas representaron un avance significativo en la dieta humana. Antes de este descubrimiento, se sabía que las vasijas de cerámica se utilizaban principalmente para almacenar y procesar productos de origen animal, como la leche. Sin embargo, los nuevos hallazgos demuestran que las plantas también desempeñaron un papel crucial en la alimentación de las comunidades prehistóricas.
La cocción de plantas no solo hizo que algunos alimentos fueran más digeribles, sino que también permitió el consumo de plantas que, en su estado natural, podrían haber sido tóxicas o desagradables. Además, el procesamiento de plantas aumentó la disponibilidad de energía y nutrientes, lo que probablemente contribuyó al crecimiento de la población y al desarrollo de sociedades más complejas.
La tecnología de la cerámica: Un hito en la historia humana
La invención de la cerámica fue un hito tecnológico que revolucionó la forma en que los humanos almacenaban, procesaban y cocinaban sus alimentos. Las vasijas de barro permitieron a las comunidades prehistóricas hervir, cocer al vapor y fermentar alimentos, lo que amplió enormemente su dieta y mejoró su nutrición.
En el caso de las comunidades del Sahara, la cerámica no solo fue una herramienta culinaria, sino también un medio para adaptarse a un entorno cambiante. A medida que el clima se volvió más seco y los recursos escasearon, la capacidad de procesar y almacenar alimentos se volvió esencial para la supervivencia.
El papel de las plantas en la dieta prehistórica
Uno de los aspectos más sorprendentes de este estudio es la evidencia de que las plantas constituían una parte importante de la dieta de las comunidades prehistóricas del Sahara. Los análisis de los residuos orgánicos en las vasijas revelaron que más de la mitad de los recipientes estudiados se utilizaron para cocinar plantas. Esto incluye granos, hojas de plantas terrestres e incluso plantas acuáticas, que probablemente se recolectaban de los lagos y ríos cercanos.
Julie Dunne, investigadora de la Escuela de Química de la Universidad de Bristol y coautora del estudio, destacó la importancia de estos hallazgos: «Hasta ahora, la importancia de las plantas en las dietas prehistóricas ha sido insuficientemente reconocida, pero este trabajo demuestra claramente la importancia de las plantas como fuente de energía».
Implicaciones para la historia humana
Este descubrimiento no solo cambia nuestra comprensión de la dieta prehistórica, sino que también tiene implicaciones más amplias para la historia humana. La capacidad de procesar y cocinar plantas habría permitido a las comunidades prehistóricas expandirse a nuevos territorios y adaptarse a entornos desafiantes. Además, el uso de la cerámica para cocinar plantas sugiere que estas comunidades desarrollaron una comprensión sofisticada de las propiedades de los alimentos y las técnicas de cocción.
Richard Evershed, otro de los coautores del estudio y miembro de la Universidad de Bristol, señaló que estos hallazgos proporcionan «una visión completamente diferente de cómo la primera alfarería fue empleada en el Sahara en comparación con otras regiones».
Conclusión: Una ventana al pasado
Los hallazgos en Takarkori y Uan Afuda nos ofrecen una ventana fascinante a la vida de las comunidades prehistóricas del Sahara. Estos antiguos humanos no solo fueron capaces de adaptarse a un entorno cambiante, sino que también desarrollaron tecnologías y técnicas culinarias que sentaron las bases para el desarrollo de las civilizaciones posteriores.
A medida que continuamos explorando y analizando los restos arqueológicos, estamos descubriendo que la historia de la cocina es mucho más antigua y compleja de lo que pensábamos. Este estudio es un recordatorio de que, incluso en los entornos más desafiantes, los humanos han demostrado una capacidad extraordinaria para innovar y sobrevivir.
Referencias
- Dunne, J., et al. (2016). Earliest direct evidence of plant processing in prehistoric Saharan pottery. Nature Plants.
- Evershed, R. P., et al. (2008). Organic residue analysis in archaeology: The archaeological biomarker revolution. Archaeometry.
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