El 6 de septiembre de 1781, el barco Zong, propiedad de James Gregson, partió de la costa africana con 470 personas africanas a bordo, capturadas y forzadas a un destino brutal como esclavos en el Caribe. Este caso trágico y significativo, conocido como la Matanza del Zong, es un testimonio de las atrocidades inherentes al comercio transatlántico de africanos deportados, un sistema basado en la deshumanización y la codicia.
La Sobrecarga y las Condiciones Infrahumanas
El Zong, comandado por el capitán Luke Collingwood, se encontraba sobrecargado, como era común en muchos barcos de esclavos de la época. Los capitanes, impulsados por la promesa de mayores ganancias, llevaban más personas de las que los barcos podían soportar. Las condiciones a bordo eran terribles: hambre, enfermedades y desnutrición eran moneda corriente.
Al llegar a una región del Atlántico conocida como el Doldrums, caracterizada por la falta de vientos, el barco quedó varado. La escasez de agua y alimentos, sumada a la propagación de enfermedades, llevó a la muerte de siete de los 17 miembros de la tripulación y de más de 50 africanos deportados.
La Decisión Atroz
En un acto de desesperación y ambición económica, Collingwood tomó la decisión de deshacerse de «parte de la carga». Entre el 29 de noviembre y el 7 de diciembre de 1781, 132 personas fueron lanzadas al océano por la tripulación, muchas de ellas enfermas y moribundas. Otros diez esclavos, en un acto de desafío, se arrojaron al agua para escapar de su cruel destino.
La decisión de Collingwood no solo buscaba «salvar» recursos para el resto del barco, sino también garantizar que los propietarios pudieran reclamar un reembolso del seguro por la pérdida de «bienes». Según las leyes de la época, las vidas humanas a bordo del Zong eran consideradas propiedad, y si morían por enfermedad, los propietarios no podían recuperar su valor. Sin embargo, si eran «descartados» intencionadamente, la ley permitía reclamar el seguro.
El Caso Judicial y la Respuesta Pública
Al llegar a Jamaica, Gregson presentó un reclamo de seguro argumentando que la falta de agua había obligado a la tripulación a actuar. Sin embargo, una investigación posterior reveló que había 420 galones de agua a bordo al momento de la llegada. A pesar de esto, una corte en Jamaica falló inicialmente a favor de los propietarios del barco.
La apelación en 1783 trajo el caso al Reino Unido, donde el juicio atrajo una atención considerable. El juez William Murray, conde de Mansfield, falló a favor de las aseguradoras, declarando que la «carga» había sido mal administrada y que el capitán debería haber distribuido los recursos de manera más adecuada. Sin embargo, la sentencia no abordó la cuestión fundamental de la humanidad de las víctimas.
Granville Sharp, un destacado abolicionista, intentó sin éxito llevar a Collingwood y a los responsables ante la justicia por asesinato. El Procurador General británico, John Lee, desestimó los cargos, afirmando que las personas a bordo eran «bienes y propiedades». Este argumento, profundamente inhumano, reflejaba la percepción predominante de los africanos deportados como meros objetos económicos.
Impacto en el Movimiento Abolicionista
Aunque los responsables de la masacre nunca fueron condenados, el caso del Zong tuvo un impacto duradero en la lucha por la abolición de la esclavitud. Granville Sharp, junto con abolicionistas como Olaudah Equiano, Thomas Clarkson y William Wilberforce, utilizó el caso para exponer las brutalidades del comercio transatlántico de africanos.
La atrocidad del Zong sirvió como catalizador para movilizar la opinión pública en el Reino Unido. Las campañas abolicionistas lograron avances significativos, culminando en la abolición de la trata de esclavos en 1807 y, finalmente, en la abolición total de la esclavitud en el Imperio Británico en 1833.
El Legado de la Matanza del Zong
La masacre del Zong sigue siendo un recordatorio sombrío de la crueldad inherente al comercio transatlántico de africanos y de la capacidad del ser humano para deshumanizar a otros en nombre de la ganancia. Este evento también subraya la importancia de la resistencia y la lucha por la justicia. Inspiró a generaciones de activistas a desafiar las estructuras de opresión y abogar por la dignidad humana.
El caso del Zong continúa resonando en la historia moderna como un símbolo de la lucha contra la deshumanización y la explotación. Artistas, escritores y activistas han utilizado esta tragedia para educar y generar conciencia sobre las profundas cicatrices que dejó la esclavitud en las sociedades contemporáneas.
Referencias
- Hochschild, A. Enterrad las cadenas: Profetas y rebeldes en la lucha por la libertad de un imperio esclavista. Editorial Crítica, 2006.
- Walvin, J. Black Ivory: Slavery in the British Empire. HarperCollins, 2001.
- Oldfield, J. R. Popular Politics and British Anti-Slavery: The Mobilisation of Public Opinion against the Slave Trade, 1787–1807. Routledge, 1998.
- Rediker, M. The Slave Ship: A Human History. Viking Penguin, 2007.
- Sharp, G. Letters on Slavery. Abolitionist Publications, 1797.
- Equiano, O. The Interesting Narrative of the Life of Olaudah Equiano. Penguin Classics, 2003.
- Museum of London Docklands. «London, Sugar & Slavery» Exhibition. 2007.