Mau Mau fue una organización guerrillera de insurgentes keniatas que luchó contra el Imperio británico durante el periodo 1952-1960. Sus miembros eran fundamentalmente de la tribu kĩkũyũ con algunos elementos Meru y Embu. El levantamiento Mau Mau precipitó la independencia keniana y motivó la lucha contra las potencias coloniales en otras regiones africanas.
El ‘Mau-Mau’ nació en 1947, tomando su nombre de la cordillera que bordea el Rift Valley por su vertiente occidental, al noroeste del Lago Naivasha. Otras fuentes atribuyen su nombre al grito de guerra de los Kikuyu. Su inspiración era una mezcla de intereses políticos, religiosos, económicos y mágicos. El ‘Mau-Mau’ recogía la herencia política de las asociaciones de los años 20, en un momento en que el problema de la tierra se hacía insostenible. Las raíces mágicas de la tradición Kikuyu se manifestaban en sus ceremonias de iniciación. En una cabaña oculta en los bosques, los miembros del grupo degollaban un cabrito cuya sangre se mezclaba con la de los juramentados, derramándose después sobre unas hojas de platanera y unos puñados de tierra según una liturgia basada en el número 7. El iniciado quedaba admitido en el grupo tras formular su juramento: que me muera si me niego a traer la cabeza de un blanco que me haya sido pedida, que me muera si mis compañeros deciden hacer algo y yo me niego a obedecer…
Las primeras acciones de la guerrilla, en 1949, tuvieron como objetivo los africanos colaboracionistas con la Colonia, los llamados ‘loyalists’. Las muertes eran brutales, presentando las mutilaciones típicas de los asesinatos rituales. La violencia creció al año siguiente, principalmente en las regiones Kikuyu, Embu y Meru. Los asaltos de granjas se realizaban principalmente alrededor del Monte Kenya y Aberdares, las dos demarcaciones donde los Mau-Mau ocultaban sus cuarteles. Mientras, en Nairobi, los simpatizantes reunían dinero, munición e información para la guerrilla.
En febrero de 1952, la princesa Isabel de Inglaterra y su marido el príncipe Felipe realizaron una visita oficial a Kenya. Su itinerario incluía una visita a un lugar singular muy ligado a la historia del país, el Hotel Treetops. Fue construido en 1932 como una estructura de madera de dos habitaciones en lo alto de la copa de una higuera, junto a un pozo de agua al que los animales de los bosques de Aberdares acuden a beber. Los visitantes trepaban a las habitaciones construidas sobre el árbol y allí pasaban la noche a solas, observando la fauna bajo sus pies. Con motivo de la visita real, la estructura fue reforzada y el hotel se amplió, llegando a contar con un total de cuatro habitaciones, tres para los visitantes y una pequeña cabina para el escolta cazador encargado de la vigilancia. Aquella noche, mientras la joven princesa contemplaba entusiasmada el enfrentamiento mortal entre dos antílopes acuáticos, moría en Londres su padre, el rey Jorge VI. La princesa no lo sabía, pero la joven que descendió del Treetops a la mañana siguiente era ya la Reina Isabel II de Inglaterra.
En octubre del mismo año, la confrontación con el ‘Mau-Mau’ se convirtió en una guerra abierta. El gobernador decretó entonces el estado de emergencia, solicitando el envío de tropas de refuerzo desde Inglaterra. Tras acusar a los líderes políticos nativos de apoyar a la guerrilla e instigar al pueblo a la rebelión, arrestó a 150 de ellos, entre otros a Jomo Kenyatta, que por entonces dirigía el KAU. Kenyatta fue condenado a siete años de prisión y trabajos forzados al norte del Monte Kenya. La represión estaba encabezada por Oliver Lyttleton, lord Chandos, secretario de colonias del gobierno de Churchill.
En respuesta a las medidas de la Colonia, en 1953 el ‘Mau-Mau’ estableció una tercera base en un suburbio de Nairobi y recrudeció sus acciones, que se convirtieron en auténticas operaciones militares contra granjas de colonos o poblados nativos que se negaban a colaborar. En la matanza de Lari, 93 africanos fueron asesinados por los guerrilleros. La escalada de violencia de los rebeldes era respondida con igual brutalidad por el ejército británico y las ‘Home Guards’, tropas leales integradas por nativos. Las matanzas de europeos indujeron a muchos colonos a abandonar el país.
El Mau-Mau comenzó su declive en 1953, posiblemente víctima de las disensiones internas. Sin embargo, las acciones de castigo de los ingleses no encontraban el éxito esperado, por lo que se decidió adoptar una nueva estrategia. La Colonia creó los ‘pseudo-gangs’, unidades integradas fundamentalmente por desertores y colaboracionistas cuya misión era infiltrarse como espías en las filas de los guerrilleros.
La nueva estrategia comenzó a dar fruto. A finales de 1954 fue detenido el general China, líder principal del ‘Mau-Mau’ en la demarcación del Monte Kenya. Como consecuencia, la actividad remitió en esta zona. Mientras, en Aberdares, los guerrilleros quemaban el Treetops, toda una institución en Kenya pero también un símbolo colonial. El hotel sería reconstruido tres años más tarde, sobre un castaño situado en el lado opuesto del pozo de agua, donde ha permanecido hasta hoy.
En 1955, de los 120.000 guerrilleros que iniciaron la revuelta, sólo quedaban vivos y en libertad unos 15.000. En octubre de 1956 fue apresado el general Dedan Kimathi, que dirigía el ‘Mau-Mau’ de los Aberdares. En el momento de su detención, tan sólo permanecían a su lado trece leales. Kimathi, autoproclamado «Caballero Comandante del Hemisferio Africano y Lord del Hemisferio Sur», había formado su primer gobierno clandestino en los bosques de los Aberdares en 1955, al que denominó Parlamento de Kenya. Tras su detención, fue ahorcado a principios de 1957.
A pesar de la detención de sus principales líderes, el ‘Mau-Mau’ no desapareció por completo hasta la liberación de Jomo Kenyatta y la independencia del país. Es difícil conocer las cifras reales de bajas, pues varían según las fuentes. Cifras oficiales publicadas en 1956 citaban 11.000 muertes entre los miembros de la guerrilla, 2.000 africanos colaboradores asesinados y 30.000 sospechosos arrestados. Datos más recientes de historiadores ingleses hablan de 30.000 muertos del Mau-Mau y 80.000 detenidos, mientras que otras fuentes sitúan el número de nativos muertos en 14.000 y el de detenidos en 100.000.
La guerra del ‘Mau-Mau’ fue una guerra de independencia, pero también fue una guerra civil. Los ‘loyalists’, habitualmente cristianos o seguidores de sus jefes de poblado que habían sido comprados por la policía o los colonos, fueron objetivo prioritario de la guerrilla, que los eliminó sistemáticamente. Una buena parte de las bajas entre los nativos correspondió a esta lucha fratricida. Por otra parte, la cara civil de la contienda definió una estructura social que aún hoy perdura: las tierras arrebatadas a los rebeldes se entregaban a los colaboracionistas, lo que dio origen al núcleo de una clase media africana que perduró hasta nuestros días. Hoy en Kenya, gran parte de la tierra se encuentra en manos de la élite nativa dominante, que se formó a la sombra de aquellos círculos auspiciados por el régimen colonial.
Durante la guerra del ‘Mau-Mau’ no cesaron los movimientos políticos. En 1954, la Oficina Colonial creó un Consejo de Ministros que sustituía al Consejo Ejecutivo creado durante la 2ª Guerra Mundial. El nuevo órgano estaría consituido por tres europeos, dos asiáticos y un africano.
En 1957, con los principales cabecillas del ‘Mau-Mau’ arrestados o muertos, siete líderes políticos moderados africanos fueron admitidos en el Consejo Legislativo. Sin embargo, los nativos no quedaron satisfechos con esta medida que seguía sin otorgarles una representación proporcional. Al año siguiente, el número de africanos en el Consejo fue doblado, lo que les permitió boicotear la nueva Constitución propuesta por el secretario colonial, Lennox-Boyd, al tiempo que reivindicaban una Constitución kenyata.
Fuera del Consejo Legislativo, los líderes de las etnias minoritarias se enzarzaban en un juego estéril de alianzas tribales. Más productiva fue la postura de otros políticos moderados, como Ronald Ngala, Daniel Arap Moi y Tom Mboya, que comenzaron a aunar esfuerzos y a buscar el apoyo de otros líderes africanos. En 1958 Tom Mboya se unió a Julius Nyerere, futuro presidente de Tanzania, para formar el ‘Pan-African Freedom Movement for East and Central Africa’.
Una pieza clave para la resolución del conflicto fue Harold Macmillan (1894-1986), primer ministro británico desde 1957. Macmillan llegó al poder tras la dimisión del anterior primer ministro, Sir Anthony Eden, como consecuencia de la crisis de Suez. Era un momento delicado para la economía británica. Con el fin de controlar el gasto público, decidió iniciar un proceso de liberación de las colonias que ocasionaban enormes costes a las arcas británicas. Kenya, en estado de emergencia, era claramente deficitaria.
En 1959 y tras el fracaso de su Constitución, Lennox-Boyd condujo las conversaciones de Chequers con cuatro gobernadores de Africa Oriental. El resultado fue una propuesta de fechas tentativas para la independencia de los tres países: Tanganyika para 1970 y Kenya y Uganda para 1975. Al amparo de la visión de Macmillan sobre los «vientos de cambio», Lennox-Boyd defendió una sociedad multirracial en las colonias, lo que se traducía en la supresión de los privilegios de los colonos, el aumento de la participación africana en el gobierno y la protección de la minoría asiática.
Con el mismo discurso, el propio Macmillan recorrió las Colonias de Africa en 1960, tratando de involucrar a los colonos en su visión del cambio hacia la sociedad multirracial. Sus palabras no encontraron un amplio respaldo, pero sirvieron para promover iniciativas que hasta entonces eran inimaginables. Una de ellas fue la del colono Michael Blundel, quien fundó el ‘New Kenya Group’ para apoyar el proceso de transformación.
A pesar de las resistencias de los colonos, la postura internacional tomaba claro partido por los nativos. La Asamblea de las Naciones Unidas acordó una Declaración de Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales. El propio John Fitzgerald Kenndy, presidente norteamericano, abogó por una Africa para los africanos.
En Kenya comenzaban a soplar los vientos de cambio. En abril de 1959, Kenyatta fue liberado de prisión, aunque se le mantuvo en libertad vigilada en una apartada aldea. En 1960 el gobierno puso fin al estado de emergencia, y ese mismo año el gobierno británico organizó una conferencia en Londres para acelerar el proceso. En la conferencia, celebrada en Lancaster House, los delegados africanos presentaron un frente unido demandando la independencia y la inmediata liberación de Jomo Kenyatta. Pero las peticiones eran demasiado exigentes y Gran Bretaña no aceptó la propuesta de inmediato. Aun así, se estableció una nueva Constitución que otorgaba a los nativos 33 escaños de un total de 65, y se acordó la transferencia de 186.000 acres de tierra de colonos blancos a granjeros africanos con el apoyo financiero del Banco Mundial. Se fijó la fecha de la independencia para finales de 1963, incluyendo la celebración de elecciones para constituir un gobierno africano legítimo. Muchos colonos, viendo el rumbo que tomaban los acontecimientos, vendieron sus tierras y abandonaron el país.
Anticipando la celebración de elecciones, el panorama político de Kenya se fue definiendo. En marzo de 1960, el KAU se dividió en dos partidos, el KANU (‘Kenya African National Union’) y el KADU (‘Kenya African Democratic Union’). El primero, apoyado sobre todo por los Kikuyu y los Luo, defendía un gobierno centralizado en Nairobi, mientras que el segundo, preferido por las tribus minoritarias y por Gran Bretaña, era partidario de un sistema político federal que evitara la concentración del poder en manos de los Kikuyu.
Los acuerdos de Lancaster se sometieron al voto popular en febrero de 1961. El KANU defendía la independencia inmediata, la liberación de Jomo Kenyatta y la redistribución de tierras y empleos. Por otra parte el KADU, liderado por Ronald Ngala, era más moderado en su programa, aunque también pedía la liberación de Kenyatta. El KANU obtuvo 19 escaños, contra 11 del KADU. Tanto los europeos como los asiáticos tenían escaños reservados. Fiel a sus propuestas, el KANU renunció a formar gobierno mientras Kenyatta no fuera liberado, por lo que el encargo recayó en Ngala, quien diseñó un gabinete provisional. Esta opción favorecía al gobierno de la Colonia, al ‘New Kenya Party’ del colono Blundel y a la minoría asiática.
Finalmente, en agosto de 1961, el KADU consiguió la liberación de Kenyatta, que entró a formar parte del Consejo Legislativo al año siguiente gracias a que uno de los consejeros le cedió su puesto. Basado en su idea de un objetivo común, Kenyatta trató de unificar ambos partidos, pero al no conseguirlo aceptó liderar el KANU junto con el sindicalista Tom Mboya. El gobierno provisional fue sustituido por un gobierno de coalición entre el KADU y el KANU en el que Kenyatta asumió la Cartera de asuntos constitucionales y planificación económica.
En enero de 1962 se celebró la segunda Conferencia de Lancaster, a la que asistió Jomo Kenyatta como líder indiscutible. Durante las conversaciones se definió el calendario para la independencia, incluyendo la celebración de elecciones para el año siguiente. Se acordó también implementar el esquema de venta de tierras del «millón de acres». La cuestión constitucional, sin embargo, quedó en suspenso, ya que el KADU defendía un modelo federalista que el KANU no aceptaba.
En las elecciones de 1963, boicoteadas por los somalíes del nordeste que no deseaban integrarse en Kenya, el KANU de Jomo Kenyatta consiguió la mayoría absoluta al obtener 83 de los 124 escaños. Esto suponía el respaldo definitivo al modelo centralista. El 1 de junio, ‘Madaraka Day’, Jomo Kenyatta se convirtió en primer ministro del gobierno autónomo de Kenya. Aún quedaba mucho por definir antes de la proclamación de la República, pero la independencia ya era un hecho y un hombre había sido designado para comenzar el proceso de construcción nacional. Desde el comienzo, Kenyatta abogó por la permanencia de los colonos en Kenya, pues sabía que sólo ellos podían mantener la rentabilidad de las explotaciones agrarias para impulsar el desarrollo económico del país.
El 12 de diciembre de 1963, Kenya tomaba el control de los asuntos exteriores, completando el proceso de la independencia. Durante el solemne acto de celebración de la independencia en el estadio Ruringu, los últimos guerrilleros del ‘Mau-Mau’ entregaron sus armas a Jomo Kenyatta.
Fuentes:
http://www.kenyalogy.com/esp/info/histo13.html
http://www.xtec.cat/~cgonza2/PRIMER%20BACHILLERAT/T6%20mundo%20dividido/6%20kenia.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Rebeli%C3%B3n_del_Mau_Mau