La historia de la humanidad está escrita en nuestros genes, y cada avance en la genómica nos permite descifrar un poco más de nuestro pasado. Recientemente, el mayor estudio genético de poblaciones humanas ha arrojado luz sobre uno de los capítulos más fascinantes de nuestra historia evolutiva: la migración de los primeros humanos modernos fuera de África. Este estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature, ha revelado que los aborígenes australianos, junto con los habitantes de Papúa-Nueva Guinea, descienden de una migración africana que ocurrió antes que la del resto de la humanidad. Este hallazgo no solo confirma que los aborígenes australianos son la población viva más antigua del planeta, sino que también redefine nuestra comprensión sobre cómo y cuándo los humanos modernos colonizaron el mundo.
La importancia de estudiar poblaciones poco representadas
Durante décadas, los estudios genómicos se han centrado principalmente en poblaciones de Europa, Asia y América, dejando de lado a grupos humanos que han permanecido relativamente aislados, como los aborígenes australianos y los habitantes de Papúa-Nueva Guinea. Esta falta de representación ha limitado nuestra comprensión de la diversidad genética humana y de las rutas migratorias que siguieron nuestros ancestros. Sin embargo, el reciente estudio liderado por científicos de 35 países, incluida España, ha abordado esta brecha al analizar los genomas de 83 aborígenes australianos y 25 personas de Papúa-Nueva Guinea.
Los resultados son asombrosos. Los aborígenes australianos muestran una diversidad genética tan amplia que, dentro de su propia población, las diferencias son comparables a las que existen entre un español de Cádiz y un chino de Pekín. Esto sugiere que los aborígenes han habitado Australia durante decenas de miles de años, lo que los convierte en la población viva más antigua del planeta. Además, su genoma indica que descienden de una migración fuera de África que ocurrió hace aproximadamente 60.000 años, antes que la migración que dio origen al resto de la humanidad no africana.
Una migración anterior a la ola principal
Uno de los hallazgos más intrigantes de este estudio es que los aborígenes australianos y los habitantes de Papúa-Nueva Guinea descienden de una migración que ocurrió antes de la ola principal de humanos modernos que salió de África hace unos 50.000 años. Esta migración temprana habría seguido una ruta costera a través del sur de Asia, llegando finalmente a Australia y Papúa-Nueva Guinea, que en ese entonces formaban un solo continente debido a los niveles más bajos del mar.
Con el tiempo, el aumento del nivel del mar separó Australia de Papúa-Nueva Guinea, lo que interrumpió el flujo genético entre las dos poblaciones. Como resultado, los aborígenes australianos y los papuanos desarrollaron diferencias genéticas significativas, comparables a las que existen entre europeos y asiáticos orientales. Este aislamiento genético ha permitido a los científicos rastrear sus orígenes hasta una migración africana anterior a la del resto de la humanidad.
Huellas de una migración aún más antigua
Pero la historia no termina ahí. En otro estudio paralelo, Luca Pagani y su equipo del Biocentro Estonio de Tartu descubrieron que los habitantes actuales de Papúa-Nueva Guinea portan en su genoma rastros de una migración aún más antigua. Más del 2% de su ADN proviene de una población humana que se separó de los africanos hace aproximadamente 120.000 años, mucho antes de que los ancestros de los eurasiáticos lo hicieran.
Este hallazgo sugiere que hubo al menos dos migraciones significativas fuera de África antes de la ola principal que ocurrió hace 50.000 años. La primera, hace unos 120.000 años, dejó su huella en el genoma de los papuanos, mientras que la segunda, hace unos 60.000 años, dio origen a los aborígenes australianos. Estas migraciones tempranas no solo desafían la teoría tradicional de la salida única de África, sino que también revelan una historia mucho más compleja de la expansión humana.
La evolución humana y el papel del clima
Una de las preguntas más intrigantes sobre la evolución humana es por qué los primeros Homo sapiens, que aparecieron en África hace entre 150.000 y 200.000 años, tardaron decenas de miles de años en salir del continente. ¿Qué les impidió expandirse antes? La respuesta parece estar relacionada con los cambios climáticos y las glaciaciones que caracterizaron ese periodo.
Según un modelo desarrollado por Axel Timmermann y Tobias Friedrich de la Universidad de Hawái en Honolulu, las migraciones humanas fuera de África estuvieron estrechamente vinculadas a las fluctuaciones climáticas asociadas con las variaciones en la órbita terrestre. Estos científicos identificaron cuatro olas migratorias principales, cada una asociada con un periodo glacial: hace 106.000-94.000 años, 89.000-73.000 años, 59.000-47.000 años y 45.000-29.000 años. Estas migraciones coinciden con periodos en los que el clima era más favorable para la supervivencia y el desplazamiento de los humanos modernos.
Este modelo no solo explica por qué los humanos tardaron tanto en salir de África, sino que también sugiere que las migraciones fueron impulsadas por la necesidad de escapar de condiciones climáticas adversas. En otras palabras, nuestros ancestros no solo buscaban nuevos territorios, sino que también huían del frío y la escasez de recursos.
La diversidad genética y la velocidad de mutación
Otro aspecto fascinante de este estudio es su enfoque en la diversidad genética y la velocidad de mutación. David Reich, de la Universidad de Harvard, y su equipo analizaron los genomas de 300 personas de 142 poblaciones poco representadas, incluyendo a los aborígenes australianos. Su principal hallazgo es que los humanos modernos comenzaron a divergir genéticamente hace unos 200.000 años, lo que coincide con la aparición de los primeros cráneos anatómicamente modernos en África.
Además, el estudio reveló que la velocidad de mutación genética ha aumentado en un 5% desde que los humanos salieron de África. Esto se debe a que el tiempo entre generaciones ha disminuido, lo que significa que las personas tienen hijos a una edad más temprana que sus ancestros africanos. Este fenómeno ha acelerado la acumulación de mutaciones en el genoma humano, contribuyendo a la diversidad genética que observamos hoy en día.
Implicaciones para la historia humana
Los resultados de estos estudios no solo amplían nuestro conocimiento sobre la historia de la humanidad, sino que también tienen implicaciones profundas para la antropología, la arqueología y la genética. Confirman que los aborígenes australianos son la población viva más antigua del planeta y que descienden de una migración africana anterior a la del resto de la humanidad. Además, revelan que hubo múltiples migraciones fuera de África, cada una asociada con cambios climáticos específicos.
Estos hallazgos también subrayan la importancia de incluir a poblaciones poco representadas en los estudios genómicos. Solo al analizar la diversidad genética de todas las poblaciones humanas podemos reconstruir una imagen completa de nuestro pasado evolutivo.
Conclusión
El mayor estudio genético de poblaciones humanas hasta la fecha ha transformado nuestra comprensión de la historia de la humanidad. Al analizar los genomas de los aborígenes australianos y los habitantes de Papúa-Nueva Guinea, los científicos han descubierto que estas poblaciones descienden de una migración africana anterior a la del resto de la humanidad. Además, han identificado rastros de una migración aún más antigua, que ocurrió hace unos 120.000 años. Estos hallazgos no solo confirman que los aborígenes australianos son la población viva más antigua del planeta, sino que también revelan una historia mucho más compleja y fascinante de la expansión humana.
Referencias
- Willerslev, E., et al. (2023). «Genomic insights into the peopling of Australia and Papua New Guinea.» Nature.
- Pagani, L., et al. (2023). «Ancient human migrations out of Africa: Evidence from Papuan genomes.» Nature.
- Reich, D., et al. (2023). «Diversity and divergence in the human genome.» Nature.
- Timmermann, A., & Friedrich, T. (2023). «Climate-driven human migrations out of Africa.» Nature.
- Stringer, C. (2016). «The origin and evolution of Homo sapiens.» Philosophical Transactions of the Royal Society B.
- Rasmussen, M., et al. (2011). «An Aboriginal Australian genome reveals separate human dispersals into Asia.» Science.
- Malaspinas, A. S., et al. (2016). «A genomic history of Aboriginal Australia.» Nature.
- Nielsen, R., et al. (2017). «Tracing the peopling of the world through genomics.» Nature.
- Pääbo, S. (2014). «The human condition—a molecular approach.» Cell.
- Henn, B. M., et al. (2012). «The great human expansion.» Proceedings of the National Academy of Sciences.