Categoría: Segunda Guerra Mundial

  • Jesse Owens, el primer hombre que derrotó al nazismo hitleriano

    Jesse Owens, el primer hombre que derrotó al nazismo hitleriano

    El 25 de mayo de 1935, un joven y desconocido atleta negro que trabajaba en una gasolinera lograba, en sólo 45 minutos, cuatro records mundiales y se ganaba una plaza para las olimpiadas de Berlín.

    Jesse Owen

    Ocurrió el 25 de mayo de 1935. Ese fue el día en el que Jesse Owens dejaba de ser un joven y desconocido atleta negro que trabajaba en una gasolinera, y cursaba segundo en el instituto, para convertirse en una estrella mundial del atletismo.

    En tan sólo 45 minutos batía cuatro records mundiales durante una competición estatal celebrada en Michigan. Y lo hacía descansando sólo entre nueve y 15 minutos entre prueba y prueba: 100 metros lisos (9,4 segundos), salto de longitud (8,13 metros), 220 yardas (20,3 segundos) y 220 yardas vallas (22,6 segundos), convirtiéndose en la primera persona que bajaba de los 23 segundos en esta última prueba.

    Este acontecimiento, considerado por muchos como una de las más grandes proezas del atletismo de todos los tiempos, fue el paso previo que sirivió a Owens para lanzarse a la conquista de los Juegos Olímpicos de Berlín, donde, a besa de medallas, desacreditaría las teorías de un Hitler que quería demostrar con aquella cita mundial la supremacía aria.

    Owens, que en 1935 tenía 22 años, llegó a su primera carrera en Michigan con un fuerte dolor de espalda que venía arrastrando desde hacía tres semanas. Pero estaba acostumbrado a sufrir.

    Owens, al borde de la muerte

    Desde pequeño lucía un cuerpo raquítico y era propenso a la enfermedad. «Nadie hubiera dicho entonces que aquel muchachito enclenque y enfermizo, que a los siete años estuvo al borde de la muerte por una neumonía, se convertiría andando los años en uno de los mejores atletas de todos los tiempos», contaba ABC con motivo de su muerte, el 31 de marzo de 1980.

    Hasta que sus padres no se trasladaron a Ohio, el pequeño Jesse no había dejado de trabajar en el campo recolectando algodón.Una vez en Ohio, Owens pudo cambiar el campo por la escuela y mejorar su alimentación, pero aún conservaba su cuerpo enclenque. A raíz de eso, sus compañeros de clase le aparataban de los juegos y él, para no aburrirse, se dedicaba a dar vueltas y más vueltas al campo de beisbol.

    El deporte, una vía de escape

    Cuando su profesor de gimnasia, Charles Ripley, le vio correr, le dijo: «Dentro de unos años serás el mejor atleta del mundo». Y no se equivocó. Jesse había encontrado en el deporte una válvula de escape a su condición de negro, que tantos problemas conllevaba en Estados Unidos por aquel entonces.
    Por eso, cuando llegó a Ann Arbor, aquel dolor de espalda no mermó sus ganas infinitas de competición y de olvidarse de los trabajos que tenía que realizar por aquellos años para llevar dinero a una familia pobre de 8 hermanos.

    La actuación de aquel día le valió a Jesse el sobrenombre de «El antílope de ébano» y una plaza en los Juegos Olímpicos de Berlín. Hitler, que sabía que el mundo le miraba, quiso demostrar que los arios eran una raza geneticamente mejor preparada que cualquier otra. Los primeros días, el führer se mostraba exultante de felicidad ante los triunfos alemanes, que aplaudía con estusiasmo.

    Pero llegó el turno de aquel atleta negro y pobre que había sorprendido a todos un años antes. Una a una mientras aumentaba el cabreo del líder nazi, Owens consiguió cuatro medallas de oro, batiendo otros cuatro records mundiales.

    El führer no aplaudía las medallas de Owens y sí las de los atletas blancos. Cuando un miembro del comité le advirtió de que sería conveniente de que aplaudiera a todos por igual o a ningún atleta, Hitler optó por no aplaudir a nadie.
    Jesse Owens se convertía en el primer estadounidense en ganar cuatro medallas de oro en las mismas olimpiadas: 100 metros lisos, carrera de relevos de 4×100 metros, 200 metros lisos y salto de longitud, como reseñaba en un pequeño apéndice ABC en 1936. Un record que no se volvió a ocurrir hasta la llegada de Carl Lewis.

    Un Hitler enfurecido

    El la entrega de la cuarta medalla de oro a Owens, Hitler, atónito y enfurecido, se limitó a abandonar el estadio, según cuentan, para no verse obligado a estrechar la mano del atleta negro. Owens siempre quitó hierro a esta anécdota histórica de la que dice que no se enteró.

    «Cuando volví a mi país natal, después de todas las historias sobre Hitler, no pude viajar en la parte delantera del autobús. Volví a la puerta de atrás. No podía vivir donde quería. No fui invitado a estrechar la mano de Hitler, pero tampoco fui invitado a la Casa Blanca a dar la mano al Presidente», asegura sin embargo Jesse Owens años después.
    Un Owens que, después de los juegos, tuvo además que volver a su trabajo de botones en el hotel Waldorf-Astoria, organizar espectáculos en los que corría contra caballos o lanzarse a montar una lavandería con un socio que terminó estafándole para seguir sacando a su familia adelante.

    La pelicula sobre la vida de Jesse Owens


    El héroe de Berlín
    El héroe de Berlín Tráiler Narra la historia del mítico atleta Jesse Owens, el coloso de la velocidad que saltó a la fama en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, cuando dejó al mundo boquiabierto con sus espectaculares marcas que echaron por tierra la teoría de Hitler sobre la supremacía de la raza aria.
  • El Plan Madagascar: El plan nazi para reubicar judíos en la isla africana

    El Plan Madagascar: El plan nazi para reubicar judíos en la isla africana

    El plan Madagascar fue una política sugerida por el gobierno nazi de Alemania para reubicar a la población judía de Europa en la isla de Madagascar en plena guerra.

    madagascar

    La historia está llena de ‘¿y si?’ Escritores e historiadores por igual se entusiasman imaginando escenarios alternos en el caso que un acontecimiento se hubiera dado de manera diferente. Por ejemplo, ¿y si las potencias del Eje hubieran ganado la Segunda Guerra Mundial (tal como lo imaginó el escritor estadounidense Philip K. Dick)? ¿Y si Napoleón hubiera logrado invadir Rusia en 1811? ¿Y si el presidente estadounidense John F. Kennedy hubiera sobrevivido a su asesinato en 1963?

    Uno de los ‘y si’ menos conocidos es el Plan Madagascar, que casi se llegó a realizar durante la Segunda Guerra Mundial. El plan Madagascar fue una política sugerida por el gobierno nazi de Alemania para reubicar a la población judía de Europa en la isla de Madagascar en plena guerra. La idea, planteada por Franz Rademacher, jefe del Departamento Judío del Ministerio de Asuntos Exteriores, era entregar Madagascar, en ese entonces una colonia francesa, a Alemania como parte de los términos de la rendición francesa. El proyecto fue aprobado por Adolf Hitler, y el 15 de agosto de 1940, le ordenó a Adolf Eichmann que empezara la reubicación de un millón de judíos por año durante cuatro años a Madagascar como un estado policial a órdenes de las SS. A la larga, el proyecto quedó archivado, pues en su lugar los nazis optaron por el genocidio sistemático de la población judía.

    Magnus Brechtken, profesor asociado alemán de la Universidad de Nottingham que se especializa en el estudio de este aspecto de la Segunda Guerra Mundial, explicó con mayor detalle en el siguiente video (en inglés) qué implicaba el Plan Madagascar:

    Una de las razones por las que el Plan Madagascar fue abandonado está vinculada al hecho de que Alemania no logró derrotar a Gran Bretaña ni logró tomar el control de la flota de la Marina, un paso necesario con la finalidad de implementar la logística de la deportación. Hitler continuó considerando el proyecto hasta 1942, cuando las fuerzas británicas finalmente lograron quitarle el control de Madagascar de la Francia de Vichy, lo que puso el final definitivo al plan.

    El blog malgache My Asa Mada recuperó una colección de archivos históricos que retratan las batallas ocurridas entre las fuerzas británicas y las de la Francia de Vichy en Madagascar en 1942. Acá algunas fotografías y videos de ese periodo del artículo de blog:

    RAF in Madagascar via My asa blog with permission

    La RAF en Madagascar, a través del blog My asa, usado con autorización.

    El siguiente video muestra a la flota de la Marina Británica llegando a Madagascar acompañada de Fuerzas de la Francia Libre:

    El 28 de enero, al día siguiente del Día de la Conmemoración del Holocausto en el Reino Unido, el pueblo malgache recurrió a la web para reflexionar sobre las implicancias de la pregunta: “¿Y si el Plan Madagascar hubiera sucedido?”

    Tomavana, bloguero malgache que vive en Ginebra, Suiza, escribió que esta historia alterna tiene demasiadas variables como para hacer una proyección pertinente:

    Aunque la idea 1) de posiblemente salvar miles de vidas me sea atractiva, confieso carecer de imaginación para imaginar un mundo mejor con solamente ‘y si’. Día tras día, mis acciones están dictadas sobre todo por el deseo de legar a nuestros descendientes un mundo menos malo que el que nosotros recibimos de nuestros padres… y huelga decir, esa no es una tarea fácil en estos días.

    Randiana, ciudadano francés en Francia, se pregunta si la situación en Madagascar sería similar a la situación en Palestina hoy de haberse implementado el Plan Madagascar:

    Dado el conflicto en los territorios ocupados en Palestina ahora, las voces más pesimistas durante la implementación del Plan Balfour (el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío) han sido superadas por la dura realidad. La imaginación, en esa época, no era suficientemente sombría para predecir la tragedia humana del Medio Oriente moderno. (En cuanto a Madagascar,) el periodo colonial ha dejado demasiadas heridas, y algunas siguen abiertas mucho tiempo después de la liberación. Una nación, después de todo, reacciona ante la diferencia como una persona. Solamente puedes aceptar al otro si estás en paz contigo mismo. De cualquier manera, el Plan Madagascar tenía la misma semilla del mal que el Gueto y el plan de la Solución Final: una pirámide racial, que glorifica a la raza aria, donde los africanos, de los que los malgaches y los tziganes [forman parte], ni siquiera eran considerados humanos.

    Nunca sabremos qué hubiera pasado si Alemania implementaba el Plan Madagascar. Pero lo que sabemos es que Madagascar fue fundamental en muchas decisiones tomadas durante la Segunda Guerra Mundial, aunque el destino de su pueblo no pareció tomarse en cuenta en la mayoría de las decisiones que se tomaron en ese entonces.

Twenty Twenty-Five

Diseñado con WordPress