En la España del siglo XVI, mientras Miguel de Cervantes comenzaba a labrar su legado como uno de los grandes literatos de la lengua castellana, otro hombre, de origen humilde y piel negra, ya había alcanzado una fama y erudición que pocos podían igualar. Su nombre era Juan Latino, un esclavo africano que se convirtió en uno de los intelectuales más destacados de su época. Su historia es un testimonio de resiliencia, talento y superación, pero también un recordatorio de cómo la historia ha olvidado, en gran medida, a figuras como la suya.
Los orígenes de Juan Latino
Juan Latino, cuyo nombre original se desconoce, nació en África a principios del siglo XVI. Fue capturado en su infancia por comerciantes de esclavos portugueses y llevado al Algarve, en el sur de Portugal. Posteriormente, fue vendido en Sevilla al convento de San Francisco y, más tarde, a la poderosa familia Fernández de Córdova, descendientes del famoso Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba.
Creció en Baena, Córdoba, donde sirvió como criado de la familia Fernández de Córdova. Desde joven, mostró una inteligencia excepcional. Acompañaba a los hijos de sus amos en sus estudios, cargando sus libros y asistiéndolos en sus tareas. Sin embargo, pronto quedó claro que Juan no era un simple sirviente: mientras los jóvenes nobles estudiaban, él absorbía conocimientos con una facilidad asombrosa. Aprendió griego, latín, matemáticas, gramática e historia, superando en muchos casos a sus amos en erudición.
La liberación y el ascenso intelectual
A los treinta años, Juan Latino fue manumitido, es decir, liberado de la esclavitud. Este hecho marcó el inicio de una nueva etapa en su vida. Se trasladó a Granada, donde continuó sus estudios y obtuvo los títulos de bachiller y licenciatura en artes liberales. Su talento no pasó desapercibido, y pronto se convirtió en profesor de latín en la Universidad de Granada, fundada por Carlos I, y en catedrático de gramática en el Colegio Catedralicio.
En una época en la que Granada era temporalmente la capital política del Imperio español, Juan Latino se convirtió en una figura influyente en los círculos más exclusivos del poder. Fue amigo íntimo del arzobispo Pedro Guerrero y del presidente de la Real Chancillería, Pedro de Deza. Incluso sirvió como consejero de Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, durante la rebelión de los moriscos en 1568.
La obra de Juan Latino
Juan Latino no solo fue un destacado profesor, sino también un poeta y escritor talentoso. Su obra más célebre, Austriada Cármine, es una elegía dedicada a Juan de Austria en honor a su victoria en la batalla de Lepanto (1571). Escrita en latín, la obra refleja su dominio del lenguaje clásico y su capacidad para conectar con las élites intelectuales y políticas de su tiempo.
Otra de sus obras destacadas es De traslatione corporum regalium, una elegía escrita en latín en la que suplica al rey Felipe II que no traslade los restos de los Reyes Católicos desde la Capilla Real de Granada al Monasterio de El Escorial. En este poema, Juan Latino demuestra no solo su habilidad literaria, sino también su astucia política. Utiliza un lenguaje emotivo y persuasivo, recordándole al rey su conexión con Granada y apelando a su sentido de justicia y tradición. Gracias a su intervención, los sepulcros de los Reyes Católicos permanecieron en Granada, donde hoy son visitados por miles de turistas cada año.
El reconocimiento de Cervantes
La influencia y el talento de Juan Latino fueron tan notables que incluso Miguel de Cervantes lo mencionó en el prólogo de El Quijote. Cervantes, refiriéndose a sí mismo, escribió:
“Pues al cielo no le plugo / que salieses tan ladino / como el negro Juan Latino.”
Estas palabras no solo son un reconocimiento a la elocuencia y habilidad de Juan Latino, sino también una muestra de la admiración que despertaba entre sus contemporáneos.
El legado olvidado
A pesar de sus logros, Juan Latino ha sido relegado a un segundo plano en la historia de España. En la Granada actual, solo una escuela de educación infantil lleva su nombre, un homenaje modesto para un hombre que fue descrito por Gonzalo Fernández de Córdova, su antiguo amo y admirador, como “rara avis in terra” (un ave rara en la tierra).
Juan Latino no solo desafió las barreras de la esclavitud y el racismo, sino que también demostró que el talento y la inteligencia no tienen color ni condición social. Su vida es un testimonio de cómo el conocimiento y la cultura pueden ser herramientas de transformación y liberación.
Conclusión
La historia de Juan Latino es un recordatorio de que la grandeza no conoce de fronteras ni de prejuicios. En una época en la que la esclavitud y la discriminación racial eran la norma, él se alzó como una figura excepcional, demostrando que el valor de una persona no reside en su origen, sino en su capacidad para superar adversidades y dejar una huella en el mundo.
Hoy, más que nunca, es necesario rescatar del olvido a figuras como Juan Latino, no solo para honrar su memoria, sino también para inspirar a las generaciones futuras a luchar por la igualdad y el reconocimiento de todas las voces, sin importar su procedencia.
Referencias
- Fra Molinero, Baltasar. Juan Latino: Talento y dignidad en la Granada del siglo XVI. Universidad de Granada, 2005.
- Cortés Peña, Antonio. Historia de Granada: La época moderna. Editorial Comares, 2002.
- Cervantes, Miguel de. Don Quijote de la Mancha. Prólogo. Edición de Francisco Rico, 2004.
- López-Baralt, Luce. Juan Latino: El esclavo poeta de la Granada renacentista. Revista de Literatura, 2010.
- Fernández de Córdova, Gonzalo. Memorias de la familia Fernández de Córdova. Archivo Histórico de Granada, 1575.
- Latino, Juan. Austriada Cármine. Edición crítica de María José Vega, 2015.
- Latino, Juan. De traslatione corporum regalium. Edición bilingüe latín-español, 2018.
- Domínguez Ortiz, Antonio. La sociedad española en el siglo XVI. Editorial CSIC, 1983.
- Kamen, Henry. Imperio: La forja de España como potencia mundial. Aguilar, 2003.
- García-Arenal, Mercedes. Los moriscos: Historia de una minoría marginada. Alianza Editorial, 2009.