El 8 de agosto de 1960, el presidente de Ghana, Kwame Nkrumah, pronunció un discurso histórico ante la Asamblea Nacional de Ghana en el que abogó por la unidad política de África. Este discurso, enmarcado en el contexto de los tumultos en el Congo tras la independencia y la secesión de Katanga, es un llamado urgente a la consolidación del panafricanismo como la única vía para garantizar la verdadera independencia y el progreso del continente. Nkrumah, uno de los líderes más visionarios de África, argumentó que la fragmentación política y económica de África era un obstáculo para su desarrollo y una herramienta utilizada por las potencias coloniales para mantener su influencia.
La unidad política como base de la independencia
Nkrumah comenzó su discurso destacando que la lucha por la independencia y la unidad de África debía comenzar con la unión política. Criticó la idea de una confederación económica vaga, argumentando que este enfoque solo servía como una pantalla detrás de la cual los intereses coloniales y neocoloniales podían operar para debilitar los esfuerzos de unidad.
«La lucha africana por la independencia y la unidad debe comenzar por la unión política. Una vaga confederación de cooperación económica hace perder engañosamente el tiempo. Solamente nuestra unión asegurará una uniformidad en nuestra política exterior, proyectando la personalidad africana y presentando al continente como una fuerza importante con la que se deberá contar.»
Nkrumah subrayó que una unión política implicaría una política exterior y defensiva común, así como un desarrollo social, económico e industrial acelerado. África, con sus inmensos recursos económicos, solo podría aprovechar plenamente su potencial mediante la unidad. Sin esta unión, los recursos del continente seguirían siendo explotados por intereses extranjeros en detrimento de los pueblos africanos.
Lecciones de la historia: El caso de América del Sur
Para respaldar su argumento, Nkrumah recurrió a las lecciones de la historia, específicamente al caso de América del Sur. Señaló que, tras la independencia de los imperios coloniales español y portugués, los países sudamericanos no se unieron en una federación política, lo que resultó en un desarrollo desigual y en la perpetuación de la dependencia económica.
«El impulso y la personalidad de los pueblos sudamericanos fueron frustrados, en gran medida, por el hecho de que, cuando se disolvieron los imperios coloniales español y portugués, estos países no se organizaron en unos Estados Unidos de América del Sur. El fracaso de su unión dio como resultado que una parte del continente se desarrollara a expensas de la otra.»
Nkrumah advirtió que África corría el riesgo de repetir este error si no se unía políticamente. Muchos de los nuevos Estados independientes en África tenían poblaciones pequeñas y economías débiles, lo que los hacía vulnerables a la influencia de las potencias coloniales y a la explotación económica.
La fragmentación como herramienta del colonialismo
Nkrumah denunció la fragmentación política de África como una estrategia deliberada de las potencias coloniales para mantener su control. Criticó el sistema de gobierno indirecto, en el cual las potencias coloniales manejaban a los líderes africanos desde detrás de la escena, y advirtió que la independencia nominal de pequeños Estados no era más que una continuación de este sistema.
«El colonialismo inventó el sistema de gobierno indirecto. La esencia de este sistema consistía en que un jefe aparecía nominalmente en el gobierno, cuando en la realidad era manejado detrás de la escena por las potencias coloniales. El establecimiento de Estados de este tipo parece ser nada más que la consecuencia lógica de la desacreditada teoría del gobierno indirecto.»
Nkrumah argumentó que la independencia política sin una unión económica y política real solo perpetuaría la dependencia de África. Los pequeños Estados independientes, vinculados por acuerdos económicos y militares con las antiguas potencias coloniales, no tendrían la capacidad de movilizar sus recursos ni de controlar su destino.
El peligro de la independencia nominal
Nkrumah alertó sobre el peligro de conceder una independencia nominal a pequeños Estados africanos sin la capacidad de sostenerse económicamente. Esta situación, argumentó, crearía un vacío de poder que podría ser explotado por intereses extranjeros, perpetuando la explotación y la inestabilidad.
«Existe un peligro real en el hecho de que las potencias coloniales asegurarán un tipo nominal de independencia política a pequeñas unidades individuales, con el fin de asegurar que el mismo y viejo tipo colonial de organización económica continúe por mucho tiempo después de lograda la independencia. Ello constituye, en sí mismo, una fuente del más grave peligro potencial para el mundo entero.»
Nkrumah subrayó que los pueblos de África no buscaban la libertad política por razones abstractas, sino como un medio para alcanzar el progreso económico, la educación y el control sobre su destino. Sin una unión política, estos objetivos serían inalcanzables.
Conclusión: Un llamado a la acción
El discurso de Nkrumah concluyó con un llamado urgente a la acción. Instó a los líderes africanos a superar las divisiones tribales y regionales y a trabajar juntos para construir una África unida. Solo mediante la unidad, argumentó, el continente podría liberarse de las cadenas del colonialismo y el neocolonialismo y alcanzar su pleno potencial.
«Los pueblos de África no buscan la libertad política con fines abstractos. La buscan porque consideran que mediante la libertad política obtendrán progresos económicos, educacionales, y un poder real sobre su destino. Si se reconoce la independencia a un Estado tan pequeño como para no poder movilizar sus propios recursos, y vinculado por una serie de acuerdos económicos y militares con la antigua potencia colonial, se creará enseguida una situación potencialmente revolucionaria. Estas son las situaciones que enfrenta la nueva África de hoy.»
Legado del discurso
El discurso de Nkrumah sigue siendo relevante hoy en día como un llamado a la unidad africana y una advertencia sobre los peligros de la fragmentación política y económica. Aunque su visión de unos Estados Unidos de África no se ha materializado completamente, su mensaje ha inspirado a generaciones de líderes y movimientos panafricanos.
Nkrumah entendió que la verdadera independencia de África no podía lograrse mediante la mera independencia política de pequeños Estados, sino a través de una unión política y económica que permitiera al continente proyectarse como una fuerza global. Su legado es un recordatorio de que la unidad no es solo un ideal, sino una necesidad para el progreso y la dignidad de África.
Referencias
- Nkrumah, Kwame. Discurso ante la Asamblea Nacional de Ghana. 8 de agosto de 1960.
- Nkrumah, Kwame. Africa Must Unite. Panaf Books, 1963.
- Davidson, Basil. The Black Man’s Burden: Africa and the Curse of the Nation-State. Times Books, 1992.
- Mazrui, Ali A. Towards a Pax Africana: A Study of Ideology and Ambition. University of Chicago Press, 1967.
- Legum, Colin. Pan-Africanism: A Short Political Guide. Praeger, 1962.
- Padmore, George. Pan-Africanism or Communism?. Dennis Dobson, 1956.
- Fanon, Frantz. The Wretched of the Earth. Grove Press, 1961.
- Meredith, Martin. The Fate of Africa: A History of Fifty Years of Independence. PublicAffairs, 2005.
- Birmingham, David. Kwame Nkrumah: The Father of African Nationalism. Ohio University Press, 1998.
- An Anthology of West African Verse, compilación de Olembe Bassir. Ibadan University Press, 1957.